El mundo está cambiando, tanto las formas de consumo como los consumidores: “Cada vez consumen más vino quienes no lo producen” afirmaba del Rey. Un proceso que, además, reforzaba con una imagen, “estamos acostumbrados a ver el mapa con Europa en el centro, pero esto está cambiando. Ahora es más frecuente que el centro sea Japón y la zona del Pacífico”, por tanto, continuaba, “ahora tenemos que movernos más para poder estar en el centro”.
En este contexto recordaba que “nos metemos con el granel pero, tal y como está cambiando el mundo, es una forma muy interesante de transportar el vino”. El precio y la competitividad es la clave para optar por esta forma de transporte, además del consabido ahorro de emisiones de CO2 al disminuir la carga. Uno de los mercados que ponía como ejemplo era el de Reino Unido, donde gran parte de las exportaciones de vino han pasado a ser granel.
Recordaba, además las oportunidades del formato “bag-in-box” (BiB) y la nueva normativa, con la que desde el 1 de enero de 2017, todo vino vendido en envases de 2 a 10 litros se diferenciaba del granel en general. El año pasado este formato supuso el 10,4 % del vino exportado a nivel mundial. Aunque su consumo en España es mínimo, en países como Francia supone casi el 40% de las ventas de vino a nivel interno; y Alemania compra a granel para envasar en este formato y vender a terceros. Por su parte, Noruega, Suecia y Estados Unidos están entre los que más importan en este tipo de formato, un mercado que, apunta del Rey “puede ser muy interesante para España”.
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