Los almendros ya están en flor, y en la mayoría de los casos en el estado de yemas hinchadas. Además, este comienzo de 2018 está siendo lluvioso y húmedo en muchas zonas de España, lo que crea un ambiente óptimo para el crecimiento de especies de hongos que provocan enfermedades como monilia, mancha ocre, cribado y lepra, entre otras.
“La infección por hongos en el almendro se produce a finales del invierno y comienzo de la primavera, en condiciones de humedad y temperatura favorables”
Las plantaciones de cultivos leñosos han aumentado considerablemente en los últimos años, siendo el almendro uno de los mas importantes. En la última década, este cultivo, ha sufrido una transformación importante en diferentes áreas de la península a pesar de ser un cultivo muy tradicional.
El cultivo tradicional está siendo abandonado y se ha desplazado hacia zonas con características agro-climáticas más adecuadas. Esta situación viene acompañada por:
- La entrada de nuevas variedades auto-fértiles y de floración tardía.
- Diferentes marcos de plantación.
- Incorporación de regadío en numerosas plantaciones.
- Nuevas técnicas de cultivo.
Como consecuencia de esta serie de cambios han aparecido nuevas problemáticas, entre las que destacan enfermedades fúngicas de nueva aparición y algunas otras que han incrementado su incidencia. El diagnóstico y control de estas enfermedades adquiere por tanto especial importancia.
Tras repasar la bibliografía existente encontramos que algunas de las enfermedades fúngicas más frecuentes que afectan al almendro poseen unas características comunes, y por tanto, empleando una estrategia de control integrada y unas buenas prácticas de manejo del cultivo podremos reducir bastante la incidencia de las mismas.
El almendro, como cualquier otro cultivo, emplea una serie de mecanismos endógenos de defensa contra los hongos, como pueden ser la acumulación de fitoalexinas (metabolitos con acción anti-microbiana), la acumulación de enzimas hidrolíticas, o la acumulación de ligninas como sustancias de refuerzo ante el avance del patógeno. Existe por tanto un alto componente genético en la susceptibilidad y resistencia de los almendros ante los hongos, que variará entre las distintas especies de este cultivo.
Variedades de almendro más susceptibles a enfermedades fúngicas:
- Mancha ocre: Guara, Soleta, Marcona, Tarraco, Ferraduel.
- Lepra o abolladura: Guara, Tardona.
- Monilia: Guara.
- Antracnosis: Tarraco, Antoñeta, Belona, Desmayo Largueta, Belona, Soleta, Vairo.
- Cribado: Guara.
Sin entrar en detalles sobre los ciclos de desarrollo de las diferentes enfermedades vamos a tratar una serie de recomendaciones prácticas que, dentro de nuestra estrategia de control integrado, nos ayudarán a reducir la cantidad de inóculo y por ende favorecerán el desarrollo de nuestro cultivo sin la aparición de las mismas.
Medidas de control
Todas las medidas de control sobre los hongos patógenos son preventivas, ya que en la mayoría de casos no existen aún protocolos fitosanitarios que nos permitan la erradicación de las enfermedades una vez instauradas en el cultivo.
Eliminación de restos vegetales afectados: es conveniente eliminar de la parcela cualquier resto vegetal afectado (hojas caídas, frutos momificados, ramas afectadas, etc) ya que pueden actuar como fuente de inóculo para el desarrollo de la enfermedad en años posteriores. Procederemos por tanto a la eliminación y/o quema de estos restos. Algunos hongos, como el causante de la mancha ocre, pasan el invierno en estado latente en las hojas caídas, multiplicándose cuando las condiciones son favorables para su desarrollo e infectando los cultivos en los primeros meses del año.
Elección de variedades resistentes: como hemos visto existen diferentes grados de susceptibilidad a las enfermedades fúngicas en función de las características genéticas de las distintas variedades.
Abonado: un exceso de vigor en nuestras plantaciones causado por una fertilización nitrogenada excesiva puede favorecer el desarrollo de hongos patógenos.
Control fitosanitario: se trata sin lugar a dudas del punto clave en los casos donde hemos tenido presencia de enfermedad, en variedades susceptibles o en años con condiciones climáticas favorables como éste.
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